En los primeros días de enero visité este sitio en el centro de la ciudad de Heredia. Al salir la iluminación y el contraste me impulsaron a hacer esta toma; la fotografía me hizo pensar en que el concreto es como la dureza de la vida y la fragilidad de la vida como la persistente hiedra asida a las gradas.
Los peldaños iluminados semejan los años vividos pues ya no esconden nada, y la zona oscura es como el futuro, apenas se vislumbran los peldaños y no se sabe que hay más allá, pero en todo el conjunto si se puede discernir la fuerza del Creador, que permitió al hombre hacer las gradas y mantener la hiedra viva pese a la dura condición.
La luz que sube por las gradas y lo ilumina todo da una sensación de continuidad a gradas y planta, es igual que la confianza que ponemos en Él para avanzar en nuestro futuro por más oscuro que nos parezca.